Sobre mí,

un poquito.

Estudié diseño de indumentaria y textil. Era muy importante que me recibiera de algo, que tuviera un título. 
Mi viejo era médico, primera generación recibida y siempre contaba haber estudiado medicina porque su mamá le dijo, rompiéndole la inscripción a abogacía: “vos vas a ser doctor”. Irónicamente tampoco quería estudiar abogacía. Se quería anotar por su hermano, que estaba estudiando. 
Quedó muy resentido y aún siendo un excelente médico vivió toda su vida procastinando.
En mi caso seguía siendo facultad sí o sí (Capricornio en casa 4). Y me decidí por diseño, algo había que estudiar… 
A la mitad me di cuenta que no era para mí. Seguí. Apenas me recibí, empecé una marca propia y me fue mal, bastante mal. Tenía algo ahorrado y me dije: hago mi marca, un buen stock (demasiado) y lo vendo. Estaba en piloto automático. No funcionó, obvio. Sólo sabía que lo hacía porque lo tenía que hacer, y ahí quedó.
Conocí a alguien que vivía muy lejos, esos amores fuertes que te abren la existencia. Me enamoré, profunda e inmensamente y había decidido dejar todo, viajar e ir a trabajar a su país, de cualquier cosa. Quería estar con él. Me dejó. Quebré anímicamente, emocionalmente, me sentía vacía. 
Después de un tiempo de penar al gran amor y de constelaciones familiares (terapia que recomiendo siempre), vino el despertar de mi eterna pasión: Astrología. Y pensaba… Cómo voy a vivir de esto, quién se va a hacer una carta natal? Pero me anoté, estudié (mucho y de muchas más cosas) y esta pasión me rescató con amor, luz y conocimientos que han sido ocultados por siglos, llevándome a ésto, que llamo propósito.

algo más...

Despertando la sabiduría que radica y late en cada uno de nosotros, conectamos con la chispa divina, manantial de perfección.

Y en esta cocreación que es la vida aún en la dificultad, celebramos un paradigma que muere.

Tratemos con el mayor amor posible a quienes se violentan por miedo, pero no perdamos tiempo. Hay otras almas que están en el proceso del despertar y es con ellas con las que tenemos que caminar.

Este es el tiempo de crear la red y a cada uno le tocará ayudar al próximo. Conscientes que nuestro trabajo consiste en asistir, acompañar y guiar a quienes estén preparados.

Se están sentando las bases de un mundo de almas empoderadas y conscientes, comprometidas con el desarrollo colectivo.

Estamos concibiendo un nuevo sistema.